Flor estaba poniendo orden en el trastero del abuelo. Había montones de cajas y otros aparatos muy curiosos.
Flor
encontró en una caja fotos de su abuelo de joven, con la misma máquina que
estaba detrás. Tenía curiosidad por saber para qué servía y si funcionaria.
Necesitaba
apartar varias cajas antes de poder llegar hasta esa máquina. Para ella era
como un marco con cables alrededor que, cuando terminan ve unos botones rojos y
azules. Limpió los botones para ver si ponía algo en ellos y, sin querer,
presionó uno de ellos y se abrió un portal. Asomó la cabeza para ver lo que
había detrás y vio dinosaurios!
¡Que
fantástico, parecía una máquina del tiempo! Había quedado muy sorprendida por
aquel suceso. Le gustaba mucho, pero la apago, porque era muy prudente. Lo
había cerrado para que los dinosaurios no pasaran a su época.
En
unos instantes, encontró una libreta y apuntó todo lo que vio. Fue contándolo
detalle por detalle hasta que, sin darse de conta, había escrito la mitad del
cuaderno. Cuando bajó del desván, su abuelo le dijo que la máquina era para ver
a su amada siempre que quisiera.
El
abuelo echaba mucho de menos a la abuela. Murió muy joven, el día que nació el
padre de Flor.
Le
conto que gracias a la máquina del tiempo podía regresar a su juventud y pasar
tiempo con la abuela.
Ahora
hacía muchos años que no podía subir al desván para usar la máquina del tiempo.
Desde hace cinco años está en una silla de ruedas debido a un accidente de
coche.
El
abuelo le dio permiso para usar la máquina, para aprender sobre su pasado presente
y futuro.
Había
escrito un manual de instrucciones para que supiese cómo funcionaba. Ella marcó
en la pantalla 1985 y vio a través de la máquina un bonito prado con árboles de
nueces. Ahora ya lo tenía y sabía cómo funcionaba, así que lo volvió a intentar
y marcó 1867. Lo que vio fue un desierto con un bonito oasis con hermosas
palmeras. Marcó el número 452865 y lo que vio fue otra vez dinosaurios, y en
ese mismo momento estaba a punto de caer el meteorito. Entonces apagó la
máquina y volvió a encenderla, pero justo antes de que la apagara, un pequeño
trocito de meteorito había acabado justo a su lado. Lo recogió, apagó la
maquina y volvió a encenderla. Llevó ese trocito al laboratorio donde trabajaba
y quedó asombrada, porque estaba tan caliente que conseguía quemar un papel. Lo
enfrió y vio que se pegaba a las cosas
metálicas. Volvió a casa de su abuelo para quitarle un huevo a un dinosaurio y
poder tener un dinosaurio mascota.
Poco
después le dijo a un llamó a un chico, Masrani, y los dos juntos, con la ayuda
de muchos empleados, construyeron un mundo llamado ¡Jurasic Wold Camp
Cretacicos! Todo había sido posible gracias a la máquina del tiempo.
Pero
tiempo después un científico llamado Henri Gu empezó a juntar ADN de otras
especies y creó un hibrido llamado Indominus Rex. Fueron juntando más ADN del
Indominus Rex y lo convirtieron en el Indoractor, un terrible e inteligente
depredador que podría destruir la isla. Liberaron a todos los dinosaurios que
había en ella y avisaron a todos los científicos para que desalojaran la isla
inmediatamente. Fue así como convirtieron la isla en un sueño. A partir de ese
momento consiguieron aprobar una ley que decretaba que sería ilegal crear más
dinosaurios.
Angel
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